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sábado, 28 de noviembre de 2020

La socialización educativa vista por la sociología"

 

BREVE INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

 

Tomás Austin Millán, Sociólogo, Antropólogo Social  ---  2003

 

 

Décadas de los años sesentas hasta los ochentas del siglo pasado.

 

BREVE INTRODUCCION A LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACION

1. “LA CORRIENTE FUNCIONALISTA DE LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN.  EL DEBATE ENTRE EDUCACIÓN Y EMPLEO.”  (AÑOS CINCUENTAS, INICIO DE LOS SESENTAS)

2. “CONFLICTO Y REPRODUCCIÓN EN LA SOCIOLOGÍA DE LOS SETENTAS”

2.1. La vertiente de la reproducción cultural.

2.1.1.  Basil Bernstein y los “Códigos lingüísticos”

Código restringido versus código elaborado.

Familias de orientación posicional versus familias de orientación personal.

Códigos lingüísticos y rendimiento escolar

2.1.2. Bourdieu, Passeron y el “Capital cultural”

El capital cultural incorporado.

El Capital cultural objetivado.

El Capital Cultural institucionalizado.

Una forma más simple de entender al “capital cultural”

Importancia para la teoría educativa.

2.2. La vertiente marxista.

2.2.1. Althusser y la escuela como Aparato Ideológico del Estado

2.2.2. Boudelot y Establet.  Teoría de las redes escolares.

2.2.3. Bowles y Gintis: Escuela y Capitalismo Industrial

2.2.4. Ivan Ilich: la desescolarización de la sociedad y el curriculum oculto

Evaluando a los evaluadores

3.  “LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN EN LOS AÑOS OCHENTA”

3.1. La sociología Interpretativa

3.1.1. La corriente “interpretativa” de la Sociología de la Educación de M. Young

3.1.2. El auge del interaccionismo simbólico.

3.1.3. La sociología del currículum.

3.2.Teorías de la Resistencia

3.3. Las dimensiones de Genero y Etnia en la sociología de la educación.

3.3.1 La dimensión de género.

3.3.2.Escuela y educación multicultural.

 

 

LA SOCIALIZACIÓN EDUCATIVA VISTA POR LA SOCIOLOGÍA

(Sociología y Antropología de la socialización y la educación)

Una perspectiva muy popular en la sociología de la educación hasta fines de los años 60 fu el funcionalismo y procede fundamentalmente de los trabajos del francés Emile Durkheim.  El sistema funcionalista, tal como lo emplea Durkheim, consiste en buscar la función desempeñada por una institución (la educación en nuestro caso) en la sociedad en general; es decir, el rol que juega esa institución en la promoción y el mantenimiento de la cohesión y de la unidad sociales.  Todas las grandes instituciones estudiadas por Durkheim se hallan concebidas de esta forma, y la educación no es una excepción.  Su área especial es definida por él como “...una socialización metódica de la generación joven”[1].  Alude así al desarrollo en el niño de ciertos valores y de determinadas destrezas intelectuales y físicas necesarias para convertirse en parte de la sociedad y que le son traspasadas por la institución educacional.

 La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no están maduras para la vida social.  Tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él la sociedad política en su conjunto y el medio especial al que está particularmente destinado[2]

 Para Durkheim, sólo de ésta manera pueden quedar  garantizadas la cohesión y la supervivencia de la sociedad[3]. Al mismo tiempo que Durkheim exponía su visión sociológica de la educción creó una especialidad, la de la sociología de la Educación, que es un campo de la sociología que se encarga de evaluar los procesos educativos en las sociedades modernas.  En palabras de Xavier Banal,

La sociología de la educación se interesa sólo por los procesos de transmisión de conocimientos, los métodos de enseñanza o los contenidos educativos en tanto que procesos importantes para la estructuración y el contenido de las relaciones sociales” (21) y que “es a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial cuando efectivamente tiene lugar el desarrollo de una verdadera perspectiva sociológica de la educación

Puesto que la sociología de la Educción tiene la misión de evaluar los alcances y el impacto que tiene la forma de educar en una sociedad moderna, es muy neceaario que los prodesores del siglo XXI tengan conocimientos de este campo de la sociología, especialmente en los desarrollos de la educación que se produjeron después de la Segunda Guerra mundial, que terminara en 1945 y con la que se inicia un periodo de avances científicos, tecnológicos y culturales en todo el mundo.  Xavier Banal, un investigador español, establece tres etapas en el desarrollo de la Sociología de la Educación de la segunda mitad del siglo XX, con sus respectivas subetapas:

 1.    La corriente funcionalista de la sociología de la educación. El debate entre educación y empleo.  (Años cincuentas, inicio de los sesentas)

2.    Conflicto y reproducción en la sociología de la educación (Década de los sesentas e inicios de los setentas)

·         La vertiente de la reproducción cultural.

·         La vertiente marxista. 

·         Althusser y la escuela como Aparato Ideológico del Estado

·         Boudelot y Establet.  Teoría de la correspondencia.

·         Wobles y Gintis y la teoría de la correspondencia

3.    La sociología Interpretativa de los años 80s

·         La sociología de la educación “interpetativa” de M. Young,

·         La teoría de la resistencia de Willis y Giroux, y

·         Los estudios de Genero y Etnia, al final de los ochenta.

 

 

 

1.    “LA CORRIENTE FUNCIONALISTA DE LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN.

EL DEBATE ENTRE EDUCACIÓN Y EMPLEO.” 

(Años cincuentas, inicio de los sesentas)

Durante este periodo, la educación fue vista “como un área prioritaria de intervención del estado” por su importancia como factor de desarrollo económico y por ser instrumento calve en la política de igualdad de oportunidades, por lo que se convierte en importante campo de estudio del estructural funcionalismo, institucionalizándose a sí la Sociología de la Educación en occidente.  Detrás de este fenómeno esta la industrialización asociada a la tecnologización de la sociedad que requieren de conocimientos cada vez más profundos y especializados en todos los niveles de la producción y el desarrollo.  Simultáneamente un estado que provee educación para todos sus ciudadanos es visto como un camino a la “justicia redistributiva –(donde)las posiciones sociales son el resultado de la capacidad y esfuerzo individual—la que encuentra en la educación la institución perfecta para identificar, seleccionar y jerarquizar adecuadamente talentos disponibles, que accederán a puestos de trabajo cualificados y necesarios para el progreso y el bienestar social[4]

Banal da cuenta de dos categorías de sociología funcionalista asociada a la educación de este periodo:

1.    “El tecnoeconómico –estudios centrados en la contribución de la educación al desarrollo económico--, que incluye la teoría del capital humano; y

2.    El reformista, centrado en el debate sobre la igualdad de oportunidades”, y

3.    El estudio del aula como sistema social.

De este periodo se destaca la sociología del investigador norteamericano Talcott Parsons, cuya más importante contribución a esta rama de la sociología fue sus tesis sobre “La clase (el aula) como sistema social. Parsons es prácticamente el único autor funcionalista que desciende al nivel del aula para identificar la correspondencia casi perfecta que se establece en la escuela como subsistema social y la sociedad como sistema orgánico integrado y equilibrado de relaciones sociales[5] dice este autor, pero agrega que con ellos “proporciona las bases sociológicas fundamentales de una sociología funcionalista de la educación que ignorará en sus estudios los procesos escolares que están implícitos en las investigaciones sobre la igualdad de oportunidades y la movilidad social[6] que también caracterizan esta época.

Respecto de la Teoría del Capital Humano, la percepción de que el acelerado cambio tecnológico requiere especialistas y expertos que deben ser seleccionados y formados en un sistema educativo en plena expansión, le advierten a los investigadores de USA. Y Gran Bretaña “sobre la importancia de los recursos intelectuales como fuente más eficiente de desarrollo tecnológico y de crecimiento económico”, la educación esta llamada a proveer el “capital humano” de la nación y se buscan cambios educativos que responda a esta necesidad.[7]

Aquí la búsqueda de igualdad de oportunidades a través de la educación, para lograr el perfecto desarrollo y progreso de sociedad que es vista funcionando como una máquina en que sus piezas encajan funcionalmente unas con otras  –basada en el consenso y en el equilibrio, opuesto a la visión conflictiva--,   cobra particular importancia durante este periodo en que mundialmente se inicia la guerra fría, porque se parte del supuesto de que la igualdad de oportunidades para todos en la educación no sólo permitiría un máximo aprovechamiento de las mejores mentes de la sociedad –la racionalización de la educación-- sino que también proveería la prueba viviente de los principios democráticos liberales y libertarios de la sociedad occidental, donde todos los individuos son iguales ante la educación de la misma forma que lo son ante el estado.  Bonal muestra cómo en este periodo, hubieron diversas propuestas investigativas de la sociología de la educación para proponer mejores formas para lograr ese ideal, como también los estudios críticos por el fracaso para alcanzarlo.

En la práctica lo que hizo el funcionalismo clásico fue idealizar la importancia de la educación para una sociedad específica (como la sociedad chilena, por ejemplo), al sobredimensionar el aspecto formativo de la educación y fundamentalmente el programa educacional o currículum, dejando de lado la influencia formativa que tienen otros actores de la socialización del niño, como el grupo de pares, los medios de comunicación de masas o la influencia de la familia, cuando ésta es negativa.  Sin embargo, es necesario aclarar que estas teorías correspondían a los años anteriores e inmediatamente posteriores a la segunda guerra mundial, la década de los anos 50, cuando la escuela no tenía que competir con la TV o los Flippers,  y en la mayoría de los países y culturas del mundo lo usual era que la madre se hiciera cargo de la familia ly el hogar en exclusiva.

Luego, durante los años 60, cobró importancia la preocupación por examinar y comparar los altos y bajos rendimientos que demostraban niños y jóvenes en la educación: altos para las clases medias y superiores y deficitaria para las clases bajas.  A partir de esta preocupación se abrieron numerosas nuevas perspectivas que han estado examinando completamente el proceso educativo, a través de sus tres procesos básicos –al decir de O. Banks—el programa, la pedagogía del aula y la evaluación[8].

Con el correr del tiempo se han desarrollado muchas otras perspectivas sociológicas del papel que tiene la educación en la reproducción y formación de la sociedad.  A continuación se presentarán aquellas corrientes o perspectivas más conocidas en que se ha desarrollado la relación que tienen la educación en el proceso de socialización del niño, de las que se presenta un somero resumen con el objeto de guiar las futuras exploraciones e inquietudes del estudiante y profesional de la educación en este sentido[9].

 

2. “CONFLICTO Y REPRODUCCIÓN EN LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN”

(Década de los sesentas e inicios de los setentas)

Según Bonal, “Tanto la controversia acerca del estructural funcionalismo como la crisis de la educación como mecanismo resdistributivo están en la base de la orientación dominante de la sociología de la educación a partir de los años setenta[10].  Se ha producido la desconfianza en las teorías en que el consenso y el equilibrio son los fundamentos de una sociedad “normal”, para comenzar a aceptar que el conflicto también es parte de la sociedad.  Bonal dice que “los movimientos estudiantiles en Europa y en Estados Unidos, el Black Power en Norteamérica y otros movimientos sociales, son muestras del descontento social y del debilitamiento de la confianza social en las posibilidades del cambio tecnológico para el crecimiento económico y para la igualdad social.  (...)  Surgía, en consecuencia, un espacio para la introducción del conflicto en la explicación de los fenómenos social, que, con pocas excepciones, había quedado, hasta entonces restringido al marxismo ortodoxo.”[11].

Dos vertientes o corrientes teóricas son las que caracterizaron este periodo, por un lado una actitud epistemológica ecléctica que combina a Marx, Durkheim/Parsons, Mead y otros pensadores. Por otro lado una actitud renovadora del marxismo europeo de los sesentas y setentas en las tesis neomarxistas que desde distintas matices teóricos ven a la educación como un instrumento para la preservación del poder, la división de clases y el capitalismo occidental.  La más famosa y conocida de estas tesis fue la de Althusser y su “concepción de la educación como un aparato ideológico del Estado”, acompañados por la teoría de la doble red de Boudelot y Establet y la teoría de la correspondencia de Bowles y Gintis. 

Las dos vertientes representan, cada una a su modo, alternativas al funcionalismo tradicionalmente representado por Talcott Parsons, ya citado.

2.1. La vertiente de la reproducción cultural.

En la sociología de la educación, dice Bonal, el trabajo de dos teóricos fundamentales, Bourdieu en Francia y Bernstein en Inglaterra, es indicativo de la insatisfacción con el funcionalismo de un nueva generación de sociólogos que vive la contradicción entre su formación y socialización académica y la constatación de la realidad social cotidiana.  Es muy posible, por otra parte, que esta contradicción sea explicativa de la combinación de influencia durkhemiana, parsonianas y marxianas que presenta la obra de ambos sociólogos.

En la educación sobresale para muchos investigadores, pero especialmente para Bernstein y Bourdieu, la abismante diferencia de logros y rendimiento entre los estudiantes de las clases medias y altas, por un lado, y los de las clases bajas, por otro; a pesar de haber usado los mismos programas educativos y en general con profesores formados en los mismos centros de enseñanza superior.  La respuesta, tanto para Bourdieu y Passeron como para Bernstein, esta en la relación entre educación y reproducción cultural. Ambos

entienden que el funcionamiento del propio sistema educativo, y más en concreto, la forma en que se ejerce la transmisión cultural explica que determinados grupos tengan prácticamente garantizado el éxito o el fracaso en su paso por el sistema de enseñanza.[12]   La idea de considerar la educación como reproductora de las diferencias sociales opone a estos autores a la idea funcionalista de la ‘bondad’ de la educación”.(76)

2.1.1.  Basil Bernstein y los “Códigos lingüísticos”

Para Basil Bernstein, la concepción entre proceso de socialización y código lingüístico no difiere de la establecida por Bourdieu, Passeron y Berger y Luckmann:

cuando un niño aprende su lengua, cuando aprende los códigos específicos que determinan sus actos verbales aprende al mismo tiempo las exigencias de la estructura social en la cual esta inserto[13]

Bernstein ha sostenido que niños de diversa extracción desarrollan diversos códigos[14].  Es decir, sus análisis mostraron la existencia de dos códigos lingüísticos diferentes, asociados a las pautas socializantes vigentes en familias de distinto origen social.  Los códigos, en este caso, son las formas de discurso presentes durante los primeros años de vida del niño, que luego afectan su experiencia escolar posterior.  Este autor no se ocupa de diferencias de vocabulario o de capacidades verbales tal como suelen concebirse éstas; su interés son las diferencias sistemáticas en las formas de utilización del lenguaje, contrastando en particular niños más pobres y más ricos.

Bernstein distingue entre el código lingüístico elaborado y el código restringido; las diferencias entre ambos se refieren tanto a los aspectos sintácticos, gramaticales o de vocabulario como a las estructuras de significado que operan en cada uno de los códigos.  Ambos códigos pueden definirse por el carácter más o menos previsible de los elementos sintácticos que un individuo utilizará en su discurso: 

En el caso de un código elaborado, el locutor opera su selección entre una gama bastante extensa de opciones posibles y es muy difícil prever los elementos organizadores.  En el caso de un código restringido, el número de opciones posibles es a menudo extremadamente limitado, y se tienen muchas más posibilidades de prever los elementos que serán seleccionados[15]

Código restringido versus código elaborado.

El tipo de discurso de los niños de clase trabajadora, afirma Bernstein, representa un código restringido: una forma de utilizar el lenguaje que contiene muchos supuestos no explicitados que los hablantes esperan que conozcan los demás.  Un código restringido es una forma de discurso vinculado al entorno cultural de una comunidad o distrito de clase baja.  Muchas personas de clase trabajadora viven en una fuerte cultura familiar o de vecindad, en la que los valores y las normas se dan por supuestas y no se expresan en el lenguaje. Los padres tienden a socializar a sus niños de forma directa, usando reprimendas o recompensas según el comportamiento.  El lenguaje del código restringido es más adecuando para las comunicaciones sobre la experiencia práctica que para la discusión de ideas, procesos o relaciones más abstractas.  El discurso del código restringido es así característico de niños crecen en familias de clase baja, y de los grupos de compañeros con los que pasan el tiempo.  El discurso está orientado a las normas del grupo,  sin que nadie pueda fácilmente explicar por qué siguen las pautas de conducta que siguen.  Fundamentalmente el código restringido es un lenguaje de significado implícito más que explicado.  Se caracteriza tanto por su simplificación como por su rigidez.  El vocabulario es extraído de una gama muy reducida.  Las intenciones del que habla son, en términos relativos, no elaborados verbalmente y se aprecia un énfasis en el simbolismo descriptivo concreto, tangible y visible[16].

El desarrollo lingüístico de los niños de la clase media, por el contrario, y según Bernstein, implica la adquisición de un código elaborado, un estilo de habla en el que los significados de las palabras pueden individualizarse para adecuarse a las demandas de situaciones particulares.  Las formas en que los niños de clase media aprenden a usar el lenguaje están menos ligado a contextos particulares; el niño puede generalizar y expresar ideas abstractas con mayor facilidad.  Es decir, el código elaborado estimula al que habla a concentrarse en la experiencia de otros como diferente a la propia.  Quienes se expresan se ven obligados a elaborar sus significados y a hacerlos tan explícitos como específicos.  Así, las madres de clase media, cuando controlan a sus hijos, frecuentemente explican las razones y principios que subyacen a sus reacciones en el comportamiento del niño.  Mientras que una madre de clase trabajadora podría decirle a un niño que no tome más dulces diciendo sin más: “Ya no hay más dulce para ti”, o simplemente, “¡Ya, deja de molestar.  No hay más!”, Sin mayores explicaciones, porque el control social está expresado en significados tajantes, más simbólicos y expresivos que explicativos.  Por su parte, una madre de clase media es más probable que explique que comer demasiados dulces es malo para la salud o para el estado de sus dientes, porque el control social esta basado en significados lingüísticamente elaborados, explicativos, razonantes y en donde el poder se utiliza como último recurso.

Como resultado, el niño de clase trabajador aprende a responder sólo a ordenes tajantes, mientras que el niño de clase media aprende relaciones de causa y efecto.  Ambas formas de aprendizaje representarán más tarde, cuando el niño está en la escuela, diferentes recepciones de las explicaciones y enseñanzas del profesor, mientras que el niño de clase trabajadora probablemente no entienda cabalmente las explicaciones y descripciones de fenómenos en que hay relaciones de causa y efecto, el niño de la clase media no tiene dificultades en comprenderlo de inmediato.  Si el profesor no conoce este fenómeno socio-lingüístico, es posible que crea que el primero des menos hábil que el segundo, lo que es un error.  En realidad en los primeros niveles de aprendizaje el niño que se comunica en un código lingüístico restringido es más lento para aprender, pero no por ser menos inteligente, sino porque el lenguaje del profesor y de los contenidos educacionales le resulta enteramente desconocido.  Cuando se le da la oportunidad de aprenderlo apropiadamente, alcanza los mismos niveles de desempeño que sus compañeros de clase media (y código elaborado), pero porque ahora domina ambos códigos.

Familias de orientación posicional versus familias de orientación personal.

Los códigos restringido y elaborado son reforzados por prácticas familiares como es la distinción que hace Bernstein entre familias de orientación posicional y familias de orientación personal.  En la familia posicional, el poder, o el derecho de mandas, reside en términos de estatus formal, como la edad o el sexo.  Existe una clara separación de roles tanto entre marido y mujer como entre padres e hijos.  Esto se ve reflejado en las familias donde cada familiar ocupa un lugar en la mesa de acuerdo a su estatus, o donde se tiende a designar al padre y a la madre de usted.  En cambio en la familia de orientación personal, se halla mucho más reducida la atribución de estatus por edad o por sexo, y la conducta es tema de debate con los padres.  Bernstein señala que la familia posicional es característica de la clase trabajadora tradicional que está inserta en la comunidad, mientras que la familia de orientación personal es característica de la clase media.

Más allá de una serie importante de rasgos característicos de ambos tipos de códigos, el aporte central de Bernstein fue asociar el surgimiento de cada uno de ellos con condiciones sociales o, mejor dicho, con determinados tipos de relaciones sociales y de relaciones de los individuos con los objetos.  El código actúa, en este sentido, con un carácter dialéctico: es expresión de esas relaciones y, a su vez, las determina.  Su surgimiento está asociado al proceso de socialización en su conjunto, pero particularmente a cuatro órdenes de situaciones de intercambio lingüístico:

·           Situaciones de inculcación moral,

·           de aprendizaje cognitivo,

·           de imaginación o invención, y

·           de comunicación psicológica.

Según Bernstein, “...si en estos cuatro tipos de situaciones las variantes restringidas son la forma lingüística predominante, ... la comunicación está organizada fundamentalmente según un código restringido que está basado sobre roles colectivos y que produce significaciones dependientes de la situación, es decir, tipos de significación particularistas ...  Al contrario, si en estos cuatro tipos de situaciones, la forma de discurso predominante es una variante elaborada ... la comunicación está organizada fundamentalmente según un código elaborado, basado en roles individualizados y que conducen a enunciar significaciones universalistas independientes del contexto[17]

Códigos lingüísticos y rendimiento escolar

Para Giddens, “las ideas de Bernstein nos ayuda a entender por qué quienes proceden de entornos socioeconómicos bajos tienden a tener un rendimiento escolar deficiente[18]otro autor dice también que “...la contribución más importante de Bernstein ha consistido en ilustrar la conexión entre la estructura social, el uso del lenguaje y la educabilidad[19]

Las condiciones sociales en las que surgen ambos códigos permitieron verificar –a través de estudios empíricos—que mientras los niños de clase baja emplean solamente el código restringido (sea cual sea el contexto en el cual se produce el intercambio) los niños de la clase media y alta utilizan ambos códigos en el contexto adecuado.  La aplicación de esta teoría al análisis del rendimiento escolar es muy sugestiva.  No cabe duda que la escuela es un ámbito donde se utiliza un código lingüístico elaborado, desde este punto de vista, para los niños de clase baja el ingreso a la escuela supone un cambio simbólico y social en tanto se los somete no sólo a un discurso elaborado, sino a vínculos sociales y objetales que promueven la utilización de dicho código.  El bajo rendimiento aparecería así no en función de bajas aptitudes intelectuales, sino en virtud de diferencias culturales y de identidad social que se expresan en la organización escolar[20].

Las características siguientes han sido asociadas con el lenguaje de código restringido, y todas ellas inhiben las oportunidades educativas de los niños de clase baja:

·         El niño probablemente recibe respuestas limitadas a las cuestiones que plantea en casa, y por tanto es probable que este menos bien informado y que sea menos curioso sobre el mundo en general que los que dominan códigos elaborados.

·         El niño encontrará difícil responder al lenguaje no emocional y abstracto utilizado en la enseñanza, así como la invocación de principios generales de la disciplina escolar.

·         Probablemente, gran parte de lo que dice el profesor es incomprensible debido a las diferencias con respecto a las formas de uso del lenguaje a las que esta acostumbrado el niño.  El niño puede intentar superar esto traduciendo el lenguaje del profesor al que le resulta familiar, pero si es así quizá no consiga captar los mismos principios que el profesor intenta comunicar.

·         Aunque el niño experimentara escasa dificultades con el aprendizaje rutinario o de “adiestramiento”, podría tener dificultades muy importantes al captar distinciones conceptuales que impliquen generalizaciones y abstracciones[21]

En suma, niños que han adquirido códigos de habla elaborados, propone Bernstein, son más capaces de abordar las exigencias de la educación académica formal, que aquello limitados a los códigos restringidos.  Esto no implica que los niños de clase baja tengan un tipo de habla “inferior”, o que sus códigos lingüísticos sean “deficientes”.  Significa que el modo en que usan el lenguaje choca con la cultura académica de la escuela.  Los que han dominado códigos elaborados se adaptan con mucha mayor facilidad al entorno escolar, corroborando los planteamientos de Bourdieu y Passeron respecto a lo que ellos llamaron el Capital cultural.

 

El sociólogo Guillermo Briones, resume muy bien la importancia de la teoría de Bernstein, en donde se destaca el hecho de que los códigos lingüísticos son lo que en este libro se describe como “niveles de identidad cultural” y su relación con la primera y segunda socialización del niño:

 ...2.3.En la primera socialización –la que se efectúa en la familia—los niños aprenden el código lingüístico característico de la clase social a la cual pertenecen.   Pero en la segunda socialización, la que transcurre en la escuela, todos los niños deben usar un mismo código lingüístico, que es el de las clases altas, que lo imponen por el mayor poder que tienen dentro de la sociedad.  De esta manera, los niños de orígenes populares deben aprender en una lenguaje, en buena medida, les es ajena, ya que desconocen muchas de sus palabras y significaciones.

 La coexistencia de dos culturas lingüísticas diferentes en su origen, pero una de las cuales queda supeditada a la de las clases de mayor poder, implica que en el aula se den situaciones deferentes: por un lado, una situación de concordancia para los niños de las clases medias y altas en cuanto su lenguaje de origen coincide con el cual se le enseña en la escuela (basta pensar en el contenido de los textos escolares) y el que aprendió en su familia.  Por otro, una situación de discordancia para los niños de los sectores populares, pues el lenguaje de su primera socialización con corresponde al lenguaje con el cual se les trata de enseñar.

 

En total, la situación planteada dentro del aula explicaría –o mejor, ayudaría a explicar—el fracaso escolar de los niños de sectores populares, pues a la dificultad propia del aprendizaje de determinadas materias se sumaría la barrera del lenguaje.

 

Guillermo Briones, LA INVESTIGACION EN EL AULA Y EN LA ESCUELA, SECAB, Colombia, 1992, Pág. 26-27.

 

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2.1.2. Bourdieu, Passeron y el “Capital cultural”[22]

El concepto de capital cultural comenzó a ser utilizado en forma teóricamente sistémica a través de los trabajos de Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron[23]  sobre la reproducción cultural y el papel de la acción pedagógica escolar. 

Posteriormente Bourdieu ha avanzado en la definición del concepto de capital cultural a través del análisis de los tres estados de su existencia.  Según este planteo, el capital cultural existe en:

·         Un estado incorporado al individuo: hábitos y disposiciones durables del organismo.

·         Un estado objetivado en bienes culturales: libros, cuadros, máquinas, etc, y

·         En un estado institucionalizado: que se expresa fundamentalmente en los títulos escolares.

El capital cultural incorporado.

La incorporación del capital cultural se efectúa a través de acciones pedagógicas cuya naturaleza ya fue analizada a través del proceso de socialización.  El producto de esta incorporado son hábitos cuyas características se definen de tres rasgos principales:

·       La durabilidad: es decir, la capacidad de engendrar prácticas estables en el tiempo.

·   La transparencia: definida como la capacidad de aplicación a la mayor cantidad de campos de acción posibles, y

·    la exhaustividad: o sea, la propiedad de reproducir en sus prácticas la mayor cantidad de principios correspondientes a la cultura de un grupo social.

Retomando en cierta medida la conceptualización de Berger y Luckmann sobre las dos fases de la socialización (primaria y secundaria), Bourdieu y Passeron también distinguieron la formación de un hábito primario que caracteriza la inculcación producida en el trabajo pedagógico familiar y que corresponde tanto a la idiosincrasia paterna como al lugar que ocupa la familia en la estructura social, por un lado, y por el otro,  los hábitos secundarios, producidos por toda acción pedagógica posterior.  En este sentido, la acción educativa básica brinda la matriz original de acumulación de capital cultural y la efectividad de toda acción pedagógica posterior dependerá del ajuste que tenga con respecto a esa acción educativa primaria.  Además, el capital cultural incorporado es el que permite la apropiación del capital cultural objetivado.

El Capital cultural objetivado.

En este sentido, los objetos culturales admiten dos tipos de apropiación: una material, qu4e supone capital económico y otra, simbólica, que supone capital cultural.  La apropiación cultural de un cuadro, un libro, una máquina, etc. Supone la posesión de los elementos que hacen posible su consumo o su utilización y, en este sentido, es posible comprender la ambigüedad que existe en la apropiación de los bienes culturales objetivados, ya que su propiedad material no garantiza su utilización y su aprovechamiento.

El Capital Cultural institucionalizado.

El estado institucionalizado del capital cultural revela su conexión más formal con el sistema educativo.  A través de los Títulos, el capital cultural adquiere una independencia relativa de sus portadores biológicos concretos y del capital cultural efectivamente incorporado.  Los títulos acreditan la posesión de cierto capital cultural, que puede ser –por intermedio del diploma—convertido en mercancía con valores determinados según las leyes del mercado.

Una forma más simple de entender al “capital cultural”

La descripción anterior de la teoría del “capital cultural” de Bourdieu y Passeron, es la simplificación de una teoría que en estos autores es mucho más amplia y compleja, destinada a analizar a la sociedad total, principalmente francesa.  Sin embargo, es posible imaginar al acervo cultural de los niños como un capital (como el capital comercial) que es invertido en el sistema educativo.  Si este capital es considerable porque en el seno de la familia ha habido abundancia de capital cultural incorporado y objetivado (una familia en que se han inculcado hábitos de convivencia social, voluntad de ser, amor a la lectura, el buen lenguaje y curiosidad por saber, etc.; donde el niño viaja y el arte musical, pictórico, etc., esta en su ambiente, tiene acceso a tecnología moderna, etc.), podemos suponer que si el niño “invierte” este capital cultural en un sistema educativo eficiente, obtendrá ganancias considerables en la forma de un amplio acervo de conocimientos que le permitirá enfrentar la vida con muchas perspectivas de triunfar.

En el caso de un niño con un capital cultural medio, donde el capital cultural incorporado y objetivado es menor que en el caso anterior, al “invertir” este capital en el medio educacional, podemos imaginar que obtiene ganancias medianas.  Como el comerciante al que su negocio “le da para darse vuelta no más”, a nuestro estudiante le da para aprobar apenas, hasta terminar en el sistema.  Sus probabilidades de triunfo en la vida son menores, salvo que en un momento logre incrementar su capital cultural con su propio esfuerzo y dedicación. 

El tercer caso es el del niño que proviene de una familia en que el capital cultural del que es provisto es pobre en capital cultural incorporado y objetivado.  Al invertir su magro capital cultural en el sistema educativo, como el comerciante que termina “quebrado”, tiene un pobre rendimiento y probablemente tenga que retirarse y no llegue al final.  Su desempeño en la vida será posiblemente, el del obrero mal calificado.  Ese es un símil muy simplista, pero podría permitirle comprender al estudiante de pedagogía lo importante que resultan ser los aspectos culturales contextuales en la vida del niño, para su buen desempeño en el sistema educativo y en la vida misma.

Importancia para la teoría educativa.

A través de la enunciación de los estados de existencia del capital cultural es posible advertir su significativa importancia para la teoría educativa.  De las múltiples posibilidades de análisis, la más frecuentemente empleada ha sido la que permite estudiar el rendimiento diferente del aprendizaje escolar en niños de origen social distinto.  Desde este punto de vista, el éxito del trabajo pedagógico escolar, es decir su rendimiento, depende de la distancia entre el capital cultural que la escuela pretende inculcar y el capitula cultural adquirido en el proceso de socialización primaria familiar.  La acción pedagógica escolar está organizada suponiendo que los niños acceden a ella con una dotación de capital cultural interiorizado que les permite recibir e incorporar los elementos específicos de capital cultural que la escuela pretende inculcar.  Del conjunto de aspectos susceptibles de ser analizados en este punto, el lenguaje es uno de los ejes centrales.  No resulta casual que la mayor magnitud de fracaso en la acción pedagógica escolar se registre precisamente en los primeros años de la escuela básica, dedicados a la lectoescritura.  En este punto, el concepto de capital cultural y el análisis de su papel en la explicación del rendimiento escolar pueden conectarse en forma directa con la teoría y las comprobaciones sociolingüísticas de Basil Bernstein.

Sin embargo, las discrepancias entre socialización primaria y secundaria (como lo presentan Berger y Luckmann) implican también una dimensión relativa a los sectores sociales portadores de una y de otra.  En el caso del sistema educacional, particularmente en estructuras sociales altamente segmentadas como las de América Latina, la socialización secundaria expresada por la educación formal, por ejemplo, tiende a reproducir la realidad social del mundo de las capas medias y altas de los sectores urbanos.  En estos casos puede utilizarse el concepto de Bourdieu y Passeron (1977) acerca del mercado cultural en el cual se define el valor de las pautas difundidas por las diferentes acciones pedagógicas.  El acceso masivo al sistema escolar implica, desde este punto de vista, un intento de unificación o de homogeneización del mercado cultural.  Cuando las diferencias son muy altas, el éxito de la socialización secundaria resulta escaso y dificultoso.  Aquí radicaría la explicación del fracaso de la acción pedagógica escolar, que exige un capital cultural mínimo para poder tener acceso a la interiorización del los mensajes y los estímulos.

Pero otra consecuencia de este contacto es la ratificación de la existencia de órdenes culturales no sólo diferentes sino jerárquicamente ordenados: “cuanto más unificado está el mercado en que se constituye el valor de los productos de las diferentes acciones pedagógicas, más responsabilidades tienen los grupos o las clases que han sufrido una acción pedagógica inculcadora de una arbitrariedad cultural dominada de que se les recuerde el no-valor de su adquisición cultural, tanto por las sanciones anónimas del mercado de trabajo como por las sanciones simbólicas del mercado cultural[24]

Un buen resume la teoría de Bourdieu, uniéndola a las posiciones lingüísticas de Bernstein (aunque no lo dice) es ofrecido por el antropólogo Conrad Kottak cuando dice: “Pierre Bourdieu considera que las prácticas lingüísticas son un Capital simbólico que las personas con una preparación adecuada pueden convertir en capital social y económico.  El valor de un dialecto, su posición en un ‘mercado lingüístico’, depende del grado en que proporciona acceso a puestos deseados del mercado de trabajo.  A su vez, esto refleja su legitimación por las instituciones formales: la educación oficial, el estado, la iglesia y los medios de comunicación prestigiosos.  En las sociedades estratificadas, incluso las personas que no utilizan el dialecto de más prestigio aceptan su autoridad y corrección, su ‘dominación simbólica’.  De este modo, las formas lingüísticas, que carecen de poder en sí mismas, toman poder de los grupos y de las relaciones que simbolizan.  Sin embargo, el sistema educativo (defendiendo su propia validez) niega esto, desvirtuando el habla de prestigio como si fuera inherentemente mejor.  La seguridad lingüística de los hablantes de clase baja y de minorías es el resultado de esta dominación simbólica[25]

Las perspectivas teóricas presentadas hasta aquí representan estudios muy conocidos a partir de las décadas de los 70 y 80.  Las teorías de Bernstein y Bourdieu-Passeron, han impactado la educación en el mundo y cambiaron muchas de las formas de ver a la educación como un mero acercamiento idealistas de la cultura a los niños. 

Algunas de estas teorías son particularmente importantes para el desarrollo de la educación preescolar y básica.  En realidad se supone que el jardín infantil dirigido a los sectores socio económicamente más bajos está allí para compensar la motivación y preparación deficiente para la vida que produce el ámbito familiar y poblacional, estableciendo un capital cultural deficiente parta el paso del niño por el sistema educacional básico y medio.  Esto vale también para el papel de la educación básica en cuanto a su papel compensatorio.  Sin embargo existe la persistente impresión en nuestro medio de que al jardín Infantil y la escuela básica de los sectores de menos ingresos no está cumpliendo su tarea compensatoria.  Las teorías de la sociología y la antropología educacional referidas a la socialización temprana y secundaria ayudan --–junto a otras disciplinas--  a la/el profesional de la educación parvularia o básica a ver con más profundidad los elementos significativos de este proceso, facilitando la tarea del planificador educacional, tanto como la del profesional de aula.  También son una motivación y una orientación a futuros estudios e investigaciones en la materia.

2.2. La vertiente marxista. 

Antes que nada hay que entender que se trata de un marxismo europeo norteamericano, crítico y epistemológico y teóricamente autónomo de la pureza doctrinaria del marxismo oficial de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética.  Las tesis centrales de estos investigadores apuntan a examinar la forma en que la escuela contribuye a reproducir las diferencias de clases (trabajadora versus capitalista) en el mundo capitalista, negando así la pretensión de igualdad y libertad que se supone para todos.

 

2.2.1. Althusser y la escuela como Aparato Ideológico del Estado

Su interpretación de la escuela como aparato ideológico del Estado (1985) marcó el punto de partida de las teorías marxistas de la educación.  Althusser toma de Gramsci la importancia de la dominación ideológica para comprender la reproducción de las condiciones de producción, aunque realiza un tratamiento superficial de la teoría gramsciana de la ideología.  Por el contrario, otorga una mayor importancia al papel del Estado en la reproducción de las relaciones de dominación de la que le concede Gramsci.  (...) para asegurar la reproducción de las condiciones de producción el capitalismo no solamente necesita la fuerza del trabajo, sino también individuos dominados ideológicamente.  Las posiciones económicas determinan “en ultima instancia’ las posiciones ideológicas, pero son instancias distintas las que se encargan de asegurar la reproducción.”[26]

La dominación ideológica es ejercida por los Aparatos Ideológicos del Estado, uno de los cuales es la escuela  la principal función de la escuela, como aparato ideológico del Estado, es contribuir a garantizar las condiciones de producción, mediante la producción de las posiciones ideológicas de laso individuos.  Pero además, contribuye a la reproducción de las fuerzas productivas mediante la transmisión de habilidades y saberes que reproducen la división social del trabajo.  El sistema educativo, en consecuencia, tiene una función dual: producir posiciones laborales (mediante la instrucción técnica) y producir la interiorización de las relaciones de producción (mediante la inculcación de la subordinación y de las reglas de comportamiento).  En el capitalismo contemporáneo la escuela pasa a ser la institución fundamental para asegurar la reproducción de las relaciones de producción, ejerciendo el papel que en otros momentos históricos han realizado otras instituciones (como la Iglesia en la Edad Media), y para proporcionar las destrezas necesarias a la fuerza de trabajo.[27]

Su artículo sobre el aparato escolar como aparato ideológico dominante abre la puerta para el estudio de la socialización y de las formas de dominación cultural en la escuela[28]

2.2.2. Boudelot y Establet.  Teoría de las redes escolares.

En su libro La escuela capitalista en Francia (1987), estos autores sin alejarse del marxismo estructuralista, se centraron “en explicar cómo la escuela produce un tipo de división social que se corresponde con la división del trabajo.  A pesar de fundamentarse en un discurso de igualdad y unidad, la escuela es, par los autores franceses, un aparato al servicio de la burguesía, instrumentalizado para asegurar su dominación y la reproducción de su posición de clase”.[29]  Es decir, el sistema escolar cumple más que nadad, una función selectiva  --seleccionar a aquellos que pueden acceder al poder y el control económico-- y otra reproductiva  -hacer que las divisorias de clases se reproduzcan a sí mismas-.

En su opinión, en la misma enseñanza primaria se producen los procesos que conducirán al alumnado hacia dos tipos de redes escolares diferentes y cerradas: la red “primaria profesional” y la red “secundaria superior”.  Los retrasos que se producen a lo largo de la enseñanza primaria explican las posibilidades de acceder a un tipo u otro de red.  La primera termina antes que la segunda, y da acceso a un sector secundario en el mercado de trabajo, con menor prestigio y remuneración.  La segunda por el contrario, al completar todos los niveles de la enseñanza reglada, permite el acceso a la cultura y al prestigio de las mejores profesiones.  Cada red, finalmente, es engrosada fundamentalmente por distintas clases sociales, produciéndose de este modo el proceso de reproducción social a través de la escuela”.[30]

2.2.3. Bowles y Gintis: Escuela y Capitalismo Industrial[31]

Samuel Wobles y Herbert Gintis, economistas, escribieron Schooling in Capitalist America (1976), libro que se ocupa principalmente del entorno institucional en el desarrollo del sistema escolar moderno[32] y en que postulan su teoría de la “correspondencia”, como se la llamó, es decir, “de que “en la escuela se desarrollan unas relaciones sociales que se corresponden miméticamente con las relaciones sociales de producción”.[33]  Las críticas que despertó su primera obra los obligaron a corregir en un segundo trabajo publicado en 1983. 

Bowles y Gintis, en su primera obra, parten del análisis del fracaso de las reformas de la educación secundaria norteamericana, inspiradas por intelectuales y movimientos liberales, que trataron de implementar una educación que fuera expresión de los valores democráticos y liberadora de la personalidad individual.  En realidad, según los autores, la escuela ha evolucionado después hacia una forma de educación “burocrática”, que impide la igualdad y el desarrollo personal, precisamente porque está organizada para producir la conciencia y las relaciones sociales adecuadas para formar el futuro trabajdor.[34]  Estos autores basan sus ideas sobre la escolaridad en Estado Unidos, pero afirman que también son aplicables a otras sociedades occidentales.  Citando estudios como el de Jencks et al. (1972), partieron de la observación de que la educación no ha sido una influencia poderosa a favor de la igualdad económica.  La educación moderna, sugieren, debería entenderse como respuesta a las necesidades económicas del capitalismo industrial.  Las escuelas ayudan a suministrar las capacidades técnicas y sociales que necesita la empresa industrial; e infunden respeto por la autoridad y disciplina en la mano de obra.  Las relaciones de autoridad y control en la escuela, que son jerárquicas e incluyen un énfasis en la obediencia, están en paralelismo directo con las que domina el lugar de trabajo.  Las recompensas y castigos obtenidos en la escuela son también una réplica de los del mundo del trabajo.  Las escuelas contribuyen a motivar a algunos individuos hacia los “logros” y el “éxito”, al tiempo que desaniman a otros, que se encaminan a trabajos mal remunerados.

Bowles y Gintis aceptan que el desarrollo de la educación de masas puede haber tenido algunos efectos beneficiosos.  El analfabetismo ha quedado virtualmente eliminado y la escolarización proporciona acceso a experiencias de aprendizaje que son satisfactorias en sí mismas.  Pero como la educación se ha extendido sobre todo como respuesta a las necesidades económicas, el sistema escolar ha quedado muy lejos de lo que los reformadores ilustrado esperaban de él.

De acuerdo con Bowles y Gintis, las escuelas modernas reproducen los sentimientos de impotencia que muchos individuos experimentan en otros lugares.  Los ideales de desarrollo personal esenciales para la educación sólo pueden alcanzarse si las personas pueden controlar sus condiciones de vida y desarrollar su talento y capacidades de autoexpresión.  Bajo el sistema actual, las escuelas “están destinadas a legitimar la desigualdad, limitar el desarrollo personal a formas compatibles con la sumisión a la autoridad arbitraria, y a contribuir al proceso por el que la juventud se resigna a su destino[35].  S existiera una mayor democracia en el lugar de trabajo, y más igualdad en la sociedad en su conjunto, sostienen Bowles y Gintis, podría desarrollarse un sistema de educación que proporcionara una mayor satisfacción individual.

La más fuerte de la críticas a esta obra hacía hincapié en la deficiente tratamiento, desde la misma perspectiva marxista, de la forma en que la escuela expresa la contradicción entre la acumulación y la reproducción que se expresa en el conflicto de clases y en la que participa la educación.  Esto llevó a Bowles y Gintis a reformular la base de su teoría “hasta el punto de modificar el tratamiento del concepto de contradicción[36] (109)

Los estudios de los años sesentas, aun cuando examinan cómo se produce la educación en el interior del sistema escolar, se centraron más que nada en la forma en que la sociedad en general, es decir y desde un punto de vista sistémico, se centraron el contexto en que se desarrolla el proceso escolar y cómo la escuela contribuye a reproducir ese contexto, especialmente en las sociedades industrializadas modernas, primordialmente Estados Unidos de Norteamérica, Gran Bretaña y Francia.  Era lógico, por lo tanto, que la mirada escrutinadora de la sociología de la educación se dirigiera al interior del sistema con más fuerza;  a la interacción entre los diferentes actores intra sistema y especialmente a la interacción entre profesores y alumnos, en la forma en que los individuos involucrados le dan significado y sentidos tanto a la actividad educativa por parte del profesor, como a los contenidos recibidos, por parte de los alumnos.  Este fue el camino que siguieron los sociólogos investigadores del siguiente periodo. 

2.2.4. Ivan Ilich: la desescolarización de la sociedad y el curriculum oculto[37]

Uno de los escritores sobre teoría educativa más polémicos de los años 70 y comienzos de los 80 fue Iván Ilich.  No es exactamente un marxista, sino un crítico de la sociedad de capitalista masificada, sujeta a los designios del establishment. Es conocido por sus críticas del desarrollo económico moderno, que describe como un proceso por el que las personas anteriormente autosuficientes han sido desposeídas de sus capacidades tradicionales y se les obliga a depender de los doctores para su salud, de profesores para su escolarización, de la televisión para su diversión y de los patrones para su subsistencia.  Ilich sostiene que la misma noción de escolarización obligatoria –ahora aceptada en todo el mundo—debería ponerse en cuestión.  Como Bowles y Gintis, Ilich enfatiza la conexión entre el desarrollo de la educación y los requisitos económicos de disciplina y jerarquía.  Este autor sostiene que las escuelas se han desarrollado para hacerse cargo de cuatro tareas básicas: como lugares de custodia, para distribuir a las personas entre funciones ocupacionales, para aprender los valores dominantes y para adquirir capacidades y conocimientos socialmente aprobados.  La escuela se ha convertido en una ¡organización de custodia porque asistir a ella es obligatorio y se mantiene a los niños “fuera de la calle” entre la temprana infancia y su incorporación al trabajo.  En la escuela se aprenden muchas cosas que no tienen nada que ver con el contenido formal de las lecciones.  Las escuelas tienden a inculcar lo que Ilich llama consumo pasivo –una aceptación acrítica del orden social existente—por la naturaleza de la disciplina y el régimen que implican.  Estas lecciones no se enseñan en forma consciente; están implícitas en los procedimientos y en la organización escolar.  El currículum oculto les enseña a los niños que su papel en la vida es “saber cuál es su sitio y mantenerse quietos en él[38].

Ilich defiende la desescolarización de la sociedad. La escolarización obligatoria es un invento relativamente reciente, señala; no existe ninguna razón por la que deba aceptarse como algo inevitable.  Como las escuelas no favorecen la igualdad o el desarrollo de las capacidades creativas individuales.  ¿Por qué no acaba con ellas tal como existen ahora?  Ilich no quiere decir con esto que deban abolir todas las formas de organización educativa.  La educación, sostiene.  Debería proporcionarle a cualquiera que desee el acceso a los recursos disponibles, pero en cualquier momento de sus vidas, no sólo en su infancia e en sus años de adolescencia.  Tal sistema haría posible que el conocimiento se difundiera y compartiera ampliamente, sin que quedara confinado a los especialistas.  Quienes aprendieran no tendrían que someterse a un programa de estudios estándar, y habrían de elegir personalmente sus estudios.

No está totalmente claro qué es lo que significaría desde el punto de vista práctico.  En lugar de escuelas, sin embargo, Ilich sugiere diversos tipos de marco educativo.  Los recursos materiales para el aprendizaje formal deberían almacenarse en bibliotecas, instituciones de préstamo, laboratorios y bancos de almacenamiento de la información, accesibles a cualquier estudiante.  Deberían establecerse “redes de comunicación” que suministraran datos sobre los conocimientos que poseyeran diversos individuos y sobre si están dispuestos a enseñar a otros o a tomar parte en actividades de aprendizaje mutuo.  Los estudiantes recibirían vales que les permitieran utilizar los servicios educativos como y cuando quisieran.

¿Son estas propuestas utópicas? Muchos dirán que sí.  Sin embargo, si, como parece posible, el trabajo remunerado se reduce o reestructura en forma sustancial en el futuro, entonces parecerán más realistas.  Si el empleo remunerado se hace menos importante en la vida social, las personas podrían participar en cambio en una variedad de intereses más amplia.  Consideradas en este contexto, algunas de las ideas de Ilich tienen mucho sentido.  La educación no sería simplemente una forma de enseñanza temprana, limitada a instituciones especiales, sino que estaría al alcance de cualquiera que deseara beneficiarse de ella.

Evaluando a los evaluadores

Quizás el modo más aclarativo de conectar entre sí algunos de los temas de estas perspectivas teóricas es mediante el concepto de reproducción cultural de Bourdieu y Passeron.  La reproducción cultural se refiere a los modos en que las escuelas, en conjunción con otras instituciones sociales, contribuyen a perpetuar las desigualdades sociales y de oportunidad a través de generaciones.  El concepto centra nuestra atención en los medios por los cuales, mediante el currículum oculto, las escuelas influyen en el aprendizaje de valores, actitudes y hábitos.  Las escuelas refuerzan las variaciones de los valores y las perspectivas culturales asimilados en los primeros años de la vida; cuando los niños abandona la escuela, esto tiene como efecto el limitar las oportunidades de algunos y facilitar las de otros.

Los modos de usar el lenguaje que Bernstein señala indudablemente conectan con estas diferencias culturales amplias que subyacen en las variaciones en los intereses y gustos.  Como dice Tedesco, “A pesar de haber sido desarrollados en forma independiente, no sería demasiado forzoso sostener que uno de los elementos centrales del hábito primario que definen Bourdieu y Passeron esté constituido por el código lingüístico en el sentido que lo define Bernstein”[39]

Los niños de clase baja, en particular los que pertenecen a grupos minoritarios, desarrollan formas de hablar y actuar que chocan con las que dominan en la escuela.   Como Bowles y Gintis subrayan, las escuelas imponen reglas de disciplina sobre los alumnos, y la autoridad de los profesores se orienta al aprendizaje académico.  Al incorporarse a la escuela, los niños de clase trabajadora experimentan un choque cultural mucho mayor que los niños de hogares privilegiados.  Efectivamente, los primeros se encuentran en un ambiente cultural extraño.  No sólo es más probable que se sientan motivados hacia un rendimiento académico alto: sus forma de hablar y actuar habituales, como Bernstein sostiene, no están en sintonía con las de sus profesores, incluso aunque las dos partes hagan cuanto puedan por comunicarse. 

Los niños pasan muchas horas en la escuela.  Como resalta Ilich, aprenden mucho más de lo que contienen las lecciones que se les enseña.  Los niños experimentan tempranamente cómo va a ser el mundo del trabajo, aprendiendo que se espera de ellos puntualidad y que aplique con diligencia a las tareas que quienes tienen autoridad les marcan[40].

Las perspectivas teóricas presentadas hasta aquí representan estudios muy conocidos a partir de las décadas de los 70 y 80.  Las teorías de Bernstein y Bourdieu-Passeron, han impactado la educación en el mundo y cambiaron muchas de las formas de ver a la educación como un mero acercamiento idealistas de la cultura a los niños.  Bowles-Gintis e Ilich representan estudios de las teorías críticas de su época, pero que guardan cierta actualidad en cuanto siempre alguien podría pensar la educación desde su perspectiva y creer que es una idea enteramente nueva. Sin desconocer que conceptos como el de “currículum oculto” aun preocupa a los educadores.

Algunas de estas teorías son particularmente importantes para el desarrollo de la educación preescolar y básica.  En realidad se supone que el jardín infantil dirigido a los sectores socio económicamente más bajos está allí para compensar la motivación y preparación deficiente para la vida que produce el ámbito familiar y poblacional, estableciendo un capital cultural deficiente parta el paso del niño por el sistema educacional básico y medio.  Esto vale también para el papel de la educación básica en cuanto a su papel compensatorio.  Sin embargo existe la persistente impresión en nuestro medio de que al jardín Infantil y la escuela básica de los sectores de menos ingresos no está cumpliendo su tarea compensatoria.  Las teorías de la sociología y la antropología educacional referidas a la socialización temprana y secundaria ayudan --–junto a otras disciplinas--  a la/el profesional de la educación parvularia o básica a ver con más profundidad los elementos significativos de este proceso, facilitando la tarea del planificador educacional, tanto como la del profesional de aula.  También son una motivación y una orientación a futuros estudios e investigaciones en la materia.

Siguiendo a Berger y a Bernstein, tendríamos que para lograr un avance en el desarrollo personal del adulto, estaríamos proponiendo una conversión hacia un mundo de la vida nuevo que se expresa en una distinta forma de vivir la cotidianeidad; para lograr hay que rediseñar las instituciones en la mente de la persona, aumentar y mejorar su capital cultural, lo que se lograría mediante el dominio de un nuevo lenguaje, el que proporciona el código lingüístico apropiado, utilizando medios y métodos apropiados a la condición del “ser adulto”.  Es decir, debe haber un proceso de interiorización intenso y emocionalizado, acompañado del uso de un nuevo lenguaje para establecer una nueva forma de convivencia.  Esto ocurre a menudo con las conversiones religiosas, donde se encuentra una nueva vida --de allí las expresiones como la de “nacer de nuevo”—pero para ello deben someterse a una intensa lectura de la Biblia, la que le proporciona un nuevo lenguaje, que utiliza en una forma de convivencia distinta a la de su vida anterior.  A la postre, se establece un nuevo capital cultural religioso.  Esto nos lleva a pensar que en la educación de adultos debería haber un replanteamiento de los métodos superando la repetición de los métodos usados con los niños.  Superar  a la “pedagogía” (enseñanza del niño) por una “androgogía”, enseñanza del adulto. 

Finalmente habría que agregar que existen numerosos estudios hechos en países desarrollados sobre el efecto y el impacto que tienen todos y cada uno de los métodos y formas de enfrentar la educación desde su planificación y transformación en un programa o currículum, la realización de este programa en el aula y la evaluación a que son sometidos profesores, alumnos y sistemas educacionales.  En estos estudios apuntan a su vez a todos los procesos de la educación: la cultura del conjunto docente y para docentes, de los alumnos y de los padres; la socialización de docentes y alumnos; los proceso de institucionalización cultural y social que ocurren en su interior; las formas de control cultural y social y la manera de enfrentar el cambio. En esta nutrida literatura, los estudiantes que buscan hacer una profesión y una carrera de la educación, podrán encontrar toda una fuente de inspiración, de desafíos, de progreso y desarrollo, tanto para sí mismos como para las instituciones educacionales donde hagan carrera.

 

 

Trabajo práctico:

 En grupo examinen los aprendizajes no incluidos en los programas formales, de su propia vida como estudiante de enseñanza básica y/o media. (Currículum oculto)

 Enumeren y discutan todas las posibilidades que les ofrece su propia vida familiar o local, para incrementar al máximo el capital cultural de los niños con los que tienen contacto –sus propios hijos o familiares.

 Discutan la verdad, realidad o certeza de la existencia de los Códigos elaborados y restringidos de sus propias experiencias de vida.

  

 

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3.  “LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN EN LOS AÑOS OCHENTA”[41]

 

La publicación en 1971 del libro de Michael Young, Knowledge and Control, simboliza la ruptura con el paradigma liberal y la aparición de unas sociología de la educación crítica, que ha recibido el calificativo de ‘nueva’ sociología de la educación[42].  Esta nueva sociología se aleja tanto de la sociología de la educación funcionalista, de su carácter positivista y su optimismo ingenuo, como de las teorías de la reproducción y su mecanicismo y pesimismo.

Para Banal, ese periodo esta representado por tres propuestas teóricas:

·               La sociología de la educación “interpetativa” de M. Young,

·               La teoría de la resistencia de Willis y Giroux, y

·               Los estudios de Genero y Etnia, al final de los ochenta.

3.1. La sociología Interpretativa

Esta  es estudiada a partir de tres fuentes: la influencia de M. Young, el auge del interaccionismo simbólico y la sociología del currículum.

3.1.1. La corriente “interpretativa” de la Sociología de la Educación de M. Young

Esta línea de investigación teórica y empírica se ajusta estrictamente a la dirección que, según su Young, debió tomar la nueva sociología de la educación a partir de los años setenta: desenmascarar la construcción social del conocimiento educativo.  Frente a una sociología funcionalista de la educación centrada en los procesos de socialización y selección (objetos que también son centrales en las teorías de la reproducción), el ‘paradigma interpretativo’ considera que ‘la sociología de la educación ya no es concebible como un área de investigación distinta de la sociología del conocimiento’ (Young, 1971) y reorienta la investigación hacia la interacción entre profesor y alumnado, las categorías o conceptos utilizados por los educadores y el currículum.” (...)

“La nueva Sociología de la educación está representada por trabajos que reflejan la influencia de la tradición fenomenológica de Schutz, el interaccionismo simbólico y la etnometodología.”[43], inicialmente se ocupan en analizar los comportamientos de los distintos actores en la escuela y sus formas de definición social de la realidad educativa cotidiana, en un estilo de aportes microsociológicos, sentando las bases para la continuidad de una sociología interpretativa de la educación, mientras que en Estados Unidos se desarrollaban importantes estudios en la sociología del currículum, “concretamente sobre cómo las relaciones de poder entre grupos sociales, externas a la escuela, ‘definen el currículum válido y universal.”[44]

Lo que se realiza es “el análisis del propio proceso educativo, y especialmente por el análisis de la gestión y transmisión del conocimiento y de las relaciones de poder que le subyacen.  El problema se desplaza, por lo tanto, de las características sociales y culturales del alumnado a la propia escuela, como institución que provoca el fracaso escolar de los grupos más favorecidos”.(124) Más adelante Banal resume el resultado de esta corriente diciendo que “Si bien la nueva perspectiva supo criticar el tratamiento funcionalista de la escuela como “caja negra”, no consiguió establecer una acuerdo respecto a las estructuras de poder y control social[45]. 

Se agrega más adelante que “uno de los estudio empíricos más representativos de la nueva tendencia investigadora es el Keddie (1971) “Classroom Knowledge”, sobre el carácter subjetivo de los criterios utilizados por el profesorado en la evaluación de los estudiantes.  Según Keddie, lo que es definido por los educadores como alumno “por encima de la media” o “alumno problema” oculta valoraciones de clase social respecto a lo que se considera un comportamiento idóneo, tanto intelectual como moralmente. Este proceso de clasificación, se mantiene de forma explícita o se realiza implícitamente, es además potenciado y mantenido por las expectativas que tanto profesores como alumnos tiene entre sí.  De este modo, los mejores alumnos tenderán a mantenerse como tales porque tanto ellos como el profesorado esperan un elevado rendimiento. Ocurre lo mismo, pero a la inversa, con los alumnos con retraso escolar: las expectativas negativas del profesorado respecto a su rendimiento son percibidas por el alumnado, que adopta una actitud de desinterés o abandono frente al cualquier tarea escolar[46].(127)  En Nota a pie de página, Banal agrega que este estudio “confirma la teoría del efecto Pigmalión o de la “profecía que se cumple a sí misma” de Recental y Jacobson de 1968.

Más adelante Banal agrega que “este tipo de análisis es una de la aportaciones más controvertidas de la nueva sociología, porque tiene utilidad, no sólo para los investigadores, sino especialmente para pedagogos y educadores, ya que es te tipo de análisis puede permitirles autoanalizar sus roles como educadores y los supuestos implícitos en sus prácticas”. Agregando que “Al considerar la construcción social del conocimiento y el relativismo de los procesos de etiquetaje y diferenciación en el aula, la perspectiva interpretativa carga sobre el profesorado la responsabilidad de la educación.  El conocimiento sociológico puede ayudar al profesorado a desvelar el carácter desigualitario latente en sus prácticas, pero entonces la inexistencia de cambio educativo lo convierte en el principal responsable de la desigualdad educativa y, por consiguiente, de la desigualdad social[47]. 

Finalmente el autor dice, “En definitiva, a pesar de que puedan existir dudas acerca de si la “nueva” sociología de la educación pueda constituir o no un paradigma alternativo a la “vieja” sociología de la educación, a partir de los años setenta el análisis de los procesos sociales en el interior de la escuela y el aula configuró un nuevo campo de estudio de la disciplina. .  Por una parte, del interés de contenido de la educación surgió lo que se ha denominado la “sociología del currículum”, ocupada fundamentalmente en develar críticamente los supuestos tácitos a la organización y distribución del conocimiento educativo, ... Por otra parte, se multiplicaron los trabajos etnográficos sobre diferentes aspectos de la vida escolar y el debate metodológico acerca de la validez y universalidad de los métodos cualitativos aplicados a la educación[48]. (129-30)

3.1.2. El auge del interaccionismo simbólico.

La aplicación del interaccionismo simbólico a la educación tuvo su mayor auge a finales de los setenta, proporcionando un importante instrumental conceptual para el análisis de la interacción en el aula y del carácter dinámico de las prácticas educativas, entendiendo que los actores son los propios productores de sus acciones y de las mismas. En la definición cotidiana de la realidad escolar , se producen, reproducen y transforman las prácticas educativas. A diferencia de los estudios anterior, éstos introducen el nivel de conciencia de los agentes en el análisis, donde “profesorado y alumnos evalúan los pros y los contras de sus acciones”. 

Aprenden por medio de la interacción cotidiana que interpretan y les informa, y cuya interiorización les posiciona par actuar y para definir la realidad educativa.  Sus acciones, pues, no son ni el producto del instinto ni consecuencia de una imposición social externa, sino el resultado de una decisión tomada en base a una determinada definición de la realidad que se ha construido a través de la interacción.  Existe por lo tanto, una relación dialéctica entre individuo y sociedad: las accione son consecuencia de una aprendizaje social al tiempo que contribuyen a definir la realidad social.

Un conjunto de nuevas variables, en consecuencia, son fundamentales en el análisis de la realidad escolar.  Los contextos sociales en que tienen lugar las interpretaciones y acciones de los actores, sus perspectivas, las culturas que las informan, o las estrategias como mecanismo de nexo entre las perspectivas y las acciones de los actores son elementos tratados en el estudio interaccionista de la escuela.

El concepto de estrategia se convierte para este enfoque en una cuestión central, tanto pare el estudio de los procesos de etiquetaje como para el de las formas de negociación entre profesorado y alumnos, o entre colegas profesionales. La estrategia, construida por el propio actor social, es lo que da significación a las acciones y lo que da origen a unas prácticas educativas determinadas[49].

La cuestión de la cultura del profesorado, entendida como una cultura ocupacional, es mediadora de la conexión entre factores estructurales y prácticas pedagógicas.  Las autoimágenes profesionalistas del profesorado, las expectativas sobre las características del propio rol, lo que el profesorado da por descontado en relación con el comportamiento de los colegas como grupo de referencia, son aspectos de la cultura ocupacional del profesorado que intervienen sobre las estrategias de adaptación[50].

3.1.3. La sociología del currículum. 

También el los ochenta, se produce en los Estados Unidos un desarrollo sustantivo sobre el estudio del currículum, “en consonancia con el desarrollo teórico de la disciplina”.  Sus estudios se dirigen principalmente a “identificar, en general, los procesos de ‘tradición selectiva’ del conocimiento escolar y, más concretamente, las pautas de discriminación en los libros de textos, su distorsión de la realidad social y sus importantes omisiones, bases, según los autores, de legitimación del orden social”.[51]

Se busca el análisis de la producción de textos y de su relación con la reproducción de los valores culturales, en algunos investigadores, incluso “el papel que desempeña el currículum en la creación y mantenimiento del monopolio ideológico de las clases dominantes. “esto es, al estudio de los principios que subyacen en la producción y distribución de textos como mercancías culturales, definidores de la cultura como estilos de vida para la población”  Uno de los representantes de esta corriente fue Apple[52], a quién Banal le asigna “la mejor muestra de lo que se denomina la sociología del currículum”, en un análisis a tres niveles “el currículum explícito u oficial, el currículum oculto y el currículum en uso.”[53]

3.2. Teorías de la Resistencia

Aquí se reúne “a aquellos autores que, sin cuestionar la no neutralidad de la institución escolar, son críticos con el reduccionismo de las teorías de la reproducción cultural” (refiriéndose principalmente Bernstein y Bourdieu), viendo, en principio, que los procesos sociales que tienen lugar en la escuela son el producto de relaciones de clases o de genero, que son dinámicas que delimitan las prácticas educativas, a diferencia de los integracionistas, para quienes los procesos sociales que tienen lugar en la escuela son el producto exclusivo de la interacción cotidiana entre los distintos agentes educativos.

Aquí se destacan Willis y Giroux, quienes no sugieren que los actores están en condiciones de producir colectivamente las significaciones necesarias para superar su condición de opresión, donde la opresión de genero o de raza pueden dar lugar a estudios de las diferentes formas de resistencia cultural y social, que les ayude a liberarse de la opresión que sea el caso.

El planteamiento de Giroux, de todos modo, es más un análisis de las posibilidades de emancipación que pueden alcanzarse por medio de la crítica y la descodificación ideológica, que de las condiciones explicativas de la aparición de resitencias y del análisis cultural de las mismas”.[54]

3.3. Las dimensiones de Género y Etnia en la sociología de la educación.

3.3.1 La dimensión de género.

Las dimensiones de genero y etnia han tenido un importante protagonismo desde finales de los ochenta, no quedando de lado el aspecto educacional de ambos tópicos, ya que se ha buscado encontrar las deficiencias que podrían estarse creando a partir de sistemas educativos que no toman en cuenta estos fenómenos en sus procesos de enseñanza. “La cuestión de la diversidad étnica a causa de los problemas que plantea desde el punto de vista de la integración educativa la masiva llegada de minorías raciales, y el análisis de la escolarización de las niñas gracias a los avances conseguidos en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres”.[55]

Desde el punto de genero, la investigación se ha centrado en las formas en que la institución escolar reproduce unas determinadas relaciones sociales entre hombre y mujeres”.  Bonal muestra a continuación que las investigaciones de genero en la escuela han tendido a utilizar como marcos teóricos, mucho de las teorías sociológicas de la educación que ya antes habían sido utilizadas para evaluar la educación en general, como las teorías de la legitimación y reproducción del orden social capitalista, sólo que aquyí ha sido usada para probar la legitimación y reproducción de un orden social machista.  A éstos se le suman estudios sobre la resistencia de género –al estilo Giroux--  los que coinciden en señalar que las resistencias de las chicas ... a la imposición de estereotipos de género pueden adoptar formas muy diversas, los que, curiosamente, pueden incluir los intentos exagerados de adaptación, concluyendo que “Los problemas de interpretación de las resistencias femeninas son, por lo tanto, mayores que el de las resistencias de clase.”[56]   El estudio de la transmisión del sexismo en la sala de clases incluye varios aspectos del proceso de enseñanza, incluso el análisis del currículum oculto en la transmisión de estereotipos de género, donde la escuela cumple un papel complementario, respecto de otras instancias de socialización. Se incluyen también en esta corriente el estudio de la interacción entre docente y alumnado y la posición y situación de las mujeres en el sistema educativo como docentes.

3.3.2.Escuela y educación multicultural.

La producción sociológica en este terreno ha adquirido una nueva dimensión a partir de los años ochenta con los crecientes movimientos migratorios de los países pobres al primer mundo, lo que ha preocupado a las autoridades e investigadores por igual”.  Se habría abandonado “la perspectiva asimilacionista que caracterizó las políticas de integración cultural dominantes en los años cincuenta y sesenta en las sociedades occidentales. Las formas de intervención educativa multicultural, no obstante, abarcan un amplio rango de estrategias políticas subyacentes como del tipo y grado de presiones de los movimientos étnicos en los países occidentales”.  De modo que en Europa de los ochenta pueden encontrarse iniciativas del tipo ‘aditivo’, en las que la educación multicultural se reduce a la incorporación de ciertos aspectos de las culturas minoritarias en el currículum); de lucha contra la privación cultural , dirigidas a promover el respecto y la tolerancia étnica entre los distintos grupos; de ‘pluralismo cultural’, en las que, normalmente por medio del lenguaje, se procura socializar a la minoría en la cultura del Estado. Nación, o, excepcionalmente, ‘radicales’, cuando la educación multicultural se entiende como una transformación completa del currículum dirigida a eliminar las desigualdades raciales, sociales y culturales[57]. Agregando finalmente que estas diferencias en las posibles formas de intervención pública subyacen en la propio orientación del discurso político y en la investigación educativa producida bajo la denominación de ‘educación multicultural’, diferendo radicalmente en las orientaciones teórico-políticas de las investigaciones.

Décadas de los 80 e inicios de los años noventa, se caracteriza por la negociación entre la construcción individual y lo que provee el entorno, en la construcción del conocimiento, pero su contenidos están por conocerse.

LAS TEORÍAS QUE FALTAN

 

1. La Teoría Crítica de la Educación, siguiendo a J. Habermas.

2. La visión de la Teoría de la Complejidad par la Educción. (FALTA)

3. ¿Cuál otra?

 

 

 

 



[1] Emile Durkheim, EDUCACION Y SOCIOLOGIA, Colofón, Mex. Págs. 74-75.

[2] Durkheim, citado.

[3] Olive Banks, ASPECTOS SOCIOLOGICOS DE LA EDUCACION, Narcea, Madrid, 1983, Pág. 12.

[4] Xavier Banal, SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN. Una aproximación crítica a las corrientes contemporáneas, Paidós, Barcelona, 1998, Pág. 32.

[5] X. Bonal, citado, Pág. 35

[6] X. Bonal, citado, Pág. 38

[7] Es interesante tomar en cuenta que el gobierno de Eduardo Frei (padre) de los años 60s fue diseñado en gran medida siguiendo los lineamientos estructural funcionalistas de la época, dándose en su administración la primera Reforma Educacional significativa del siglo, en busca del capital humano para el despegue económico.

[8] Olive Banks, citado.

[9] En este capítulo se tratarán las corrientes de la Sociología de la Educación que están más próximas al tema de la socialización, para ver una revisión actualizada de la Sociología de la Educación, ver: Xavier Bonal, SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN, una aproximación crítica a las corrientes contemporáneas, Paidós, 1998, Barcelona.

[10] X. Bonal, citado, Pág. 25.

[11] X. Bonal, citado, Pág. 71.

[12] Se omiten en esta parte, explicaciones detalladas de las teorías de Bernstein y Bourdieu-Passeron, porque ya fueron explicadas anteriormente.

[13] Basil Bernstein 1975, Pág. 193, en Tedesco 1991, Pág. 25.  Los principales libros de Basil Bernstein son: CLASS, CODES AND CONTROL, Theoretical studies towards a Sociology of Language (Estudios teóricos para una teoría del lenguaje) Vol. 1 editado por Paladin, London, 1973, y CLASS, CODES AND CONTROL Vol 3, Towards a Theory of Educational Transmissions, (Hacia una teoría de la transmisión educacional) editado por Routledge & Kegan Paul, London 1977.  Curiosamente el Vol. 2, en que Bernstein sólo es el Editor no llegó a ser conocido ni trascendente.  Y en Chile se publicó: Basil Bernsetin, PODER, EDUCACION Y CONCIENCIA, Sociología de la Transmisión Cultural, Cristián Cox, Editor, CIDE, 1988.

[14] Si no le resulta enteramente familiar, aclárese el significado del concepto de código, especialmente referido a la lingüística.

[15] Bernstein 1975, pág. 129, en Tedesco 1991, pág. 26.

[16] Situación que podemos asociar con el gusto por cierto tipo de música que explícita fuertemente las emociones, entre las clases bajas, como las cumbias y la música mexicana.

[17] Bernstein en Tedesco 1991, Pág. 27.

[18] Anthony Giddens, SOCIOLOGIA, Alianza Editorial, Madrid, 1995, 2ª Ed. Pág. 470,

[19] Olive Banks, citada, Pág. 113.

[20] Tedesco, citado, Pág. 27.

[21] Giddens, citado, Pág. 470.

[22] En este trabajo omitiré el concepto de “habitus” de Bourdieu y Passeron, pero éste concepto bien puede ser reemplazado –guardando las diferencias teóricas—con el concepto de cultura antropológica, al respecto ver Denys Cuche, LA NOCIÓN DE CULTURA EN LAS CIENCIAS SOCIALES, Ediciones Nueva Visión, Bs. As, 1999, dice que “...cuando Bourdieu se refiere a la cultura en el sentido antropológico, recurre a otro concepto, el de ‘habitus’...”.  El concepto de “habitus” puede ser examinado en www.uem/es/info/eurotheo

[23] Pierre Bourdieu y Jean-claude Passeron, LA REPRODUCCION, ELEMENTOS PARA UNA REORÍA DEL SISTEMA DE ENSEÑANZA, Laia, Barcelona, 1977.

[24] Bourdieu y Passeron, citado, Pág. 69.

[25] Conrad P. Kottak, ANTROPOLOGIA CULTURAL: ESPEJO PARA LA HUMANIDAD, Mc Graw-Hill, 1974, Pág. 75, Madrid.

[26] X. Bonal, citado, Pág. 98.

[27] X. Bonal, citado, Pág. 99.

[28] X. Bonal, citado, Pág. 100.

[29] X. Bonal, citado, Pág. 101.

[30] X. Bonal, citado, Pág. 102.

[31] Ver también Giddens, citado, Págs. 170-71.

[32] Samuel Bwles y Herbert Gintis, SCHOOLING IN CAPITALIST AMERICA, Routledge and Kegan Paul, Londres, 1976.  No se conoce traducción el castellano.

[33] X. Bonal, citado, Pág. 106-7.

[34] X. Bonal, citado, Pág. 106

[35] Ibid, Pág. 266.

[36] X. Bonal, citado, Pág. 109.

[37] Obtenido de Giddens, citado, Págs 4761-72.  Se refiere al libro de Ivan Ilich, DESCHOOOLING SOCIETY, Penguin, Harmondsworth, 1973.  No se conoce traducción al castellano.

[38] Ibid.

[39] Tedesco, citado, Pág. 25.

[40] Tomado de Giddens, citado.

[41] Agregado el 2004.

[42]  X. Bonal, citado, Pág. 121.

[43] X. Bonal, citado, Pág. 122.

[44] X. Bonal, citado, Pág. 123.

[45] X. Bonal, citado, Pág. 126.

[46] X. Bonal, citado, Pág. 127.

[47] X. Bonal, citado, Pág. 128.

[48] X. Bonal, citado, Pág. 129-30.

[49] X. Bonal, citado, Pág. 130-31.

[50] X. Bonal, citado, Pág. 133.

[51] X. Bonal, citado, Pág. 138.

[52] Sus principales trabajo fueron Ideología y Currículo, 1979, Educación y poder, 1982ª y Maestros y textos, 1986.

[53] X. Bonal, citado, Pág. 141.

[54] X. Bonal, citado, Pág. 149.

[55] X. Bonal, citado, Pág. 151.

[56] X. Bonal, citado, Pág. 156.

[57] X. Bonal, citado, Pág. 165.